El juego del Gatete es un muy buen ejemplo de que una gran obra debe ser mucho más que la suma de sus partes. Aquí, tenemos varias partes que individualmente son cojonudas, pero de poco vale si no existe una cohesión entre todos sus campos a favor de una narrativa.

Stray tiene varios campos donde destaca bastante y que individualmente son muy disfrutables: su diseño artístico es muy guapo, da gusto ver el juego y he hecho bastantes capturas, luego la banda sonora y dirección de sonido también son dignas de mencionar, jugad con cascos pls. De hecho, estos 2 campos son casi que los únicos que se comunican bien entre sí. Esa banda sonora que nos toma de la mano en un viaje de lo más extraño, lleno de cosas que salen de nuestra zona de confort y con las que sentimos cierta tensión por ser algo desconocido. Encaja muy muy bien con ese cyberpunk tan neón donde habitan robots imitando el comportamiento humano, donde incluso las zonas más seguras nos son extrañas. Jugando también muy bien con los silencios, los efectos sonoros y cuándo debe tomar protagonismo la banda sonora.

Pero claro, una obra se debe sustentar por mucho más que eso, más en un videojuego, el guion, la jugabilidad, todo, debe ir en una misma dirección hacia el relato, y aquí es donde a Stray se le ven las costuras sobre todo. Ni lo mono que es el gatete soluciona sus problemas. Está claro que el mayor reclamo de Stray, y así se vio en su marketing, era el gato. Ponerte en la piel de un felino y hacer las gilipolleces que hace un gato. Aquí está su mayor reclamo y seguramente su mayor problema. Mola mucho ponerte a tirar botes de pintura, rascar alfombras o maullar, pero al margen de algo tan superficial como eso, esta historia podría haber sido contada con otro animal, o incluso un propio robot con cualquier forma, y no hubiera pasado absolutamente nada.

Es cierto que el "plataformeo" (luego hablaré de esto) se presta más a un animal como el gato, pero ni siquiera en sus puzles o plataformeo es siempre necesario una agilidad como la del gato, no tiene un diseño de niveles que encaje muy allá con el animal tampoco. Pero, sobre todo, se nota en su narrativa, aunque nosotros controlemos al gatete, el protagonista de esta historia al final es B-12, un robot que intenta recordar tiempos pasados, y donde nosotros no seremos más que un mero vehículo, y esto llevado a un extremo muy disonante. El videojuego casi siempre se comunicará con nosotros tratándonos como un humano, desde las conversaciones hasta las misiones secundarias, pasando por la relación de nuestro avatar con el entorno, en tema como puzles (bastante reguleros) y cómo se resuelven, etc.

Al final da una sensación donde ves constantemente cómo el juego te habla a ti, o a B-12, y el gato con el que supuestamente tenemos que empatizar y sentir como una extensión de nosotros en la consola, no es más que un mero espectador o una herramienta para desplazarnos. Un videojuego que intenta traer un relato sobre qué nos define como humanidad y qué legado podemos dejar una vez no estemos aquí es el primero en deshumanizar, o desgatunizar, a su protagonista, convirtiéndolo en una herramienta más clara que los propios robots que vemos. Es un choque de ideas constante que van en direcciones antagónicas. El guion va por un lado, pero la jugabilidad va por otro muy distinto, y tiene continuos dejes que te pueden sacar de la propia historia. Desde detalles en secundarias a puros diálogos de la historia principal. Cosas como que nos den ropa de humano al gato, "porque le sientan bien", que es una chorrada pero ya no aportan a la cohesión, hasta que el gato siga órdenes asiduamente como el mejor soldado de un batallón, comprendiendo todo y realizando su labor de herramienta a la perfección.

Y quiero rascar un último detalle de la jugabilidad, se siente muy bien moverse por el suelo con el gato, las animaciones están muy guay, y los detallitos de comportamiento gatuno que tiene molan sobre todo al principio y es algo que podría aportar incluso más. Sin embargo, tenemos con nosotros un gato muy limitado en todos los sentidos, una vez el gato quiera salir del suelo será solo en aquellas partes que el juego quiera, marcándotelo el hud y sintiéndose muy artificial, y es una sensación que estará tooodo el rato. Brillando especialmente, para mal, cuando tenemos zonas más abiertas y debemos recorrerlas solo como el juego quiera y por donde quiera, pero haciéndolo de una forma tan artificial que choca demasiado con la figura de un gato, un animal que tiende a la anarquía más absoluta.

Al final, el gatete mola, pero solo en la superficie, en cuanto empiezas a profundizar en su figura no paran de salir peros y temas que chocan continuamente con el relato de la propuesta, haciendo que pierda su mayor reclamo y rebajándolo a un peor juego por el camino. Que ojo, aún con sus muchos fallos, tampoco es que Stray se pueda decir que es una mierda, es "mediocre". Su falta de cohesión le pasa mucha factura y no hace que brillen sus pros o que incluso se sientan peor de lo que realmente son alguno de ellos. Esto no quita que al final el juego sea entretenido, que las chorraditas del gato te entretengan, que su diseño artístico y sonoro te sigan fascinando, y que el guion de la historia de B-12 y cómo llegó el mundo a ese punto, aunque cliché, sea una historia interesante. Luego cada tema va a su bola y cada cosa por su camino, pero siendo un juego de entre 3-7h la primera partida sus pilares individuales aguantan lo suficiente para que todo el edificio no se desmorone por el camino. Podría ser mucho mejor, pero como se dice: "no ta mal".

Reviewed on Aug 10, 2022


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