Es sorprendente cómo una mecánica tan simple como "rodar una wea y que se peguen cosas a ella" puede convertirse en algo tan espectacular y maravilloso. Katamari Damacy nos enseñó que un juego no necesita una trama compleja o mecánicas pulidas para ser considerado una obra maestra. A pesar de sus controles toscos y una jugabilidad a veces abrumadora, estas "imperfecciones" hacen que Katamari sea un juego perfectamente imperfecto.

Todo es un caos en la pantalla y sin embargo el ambiente se siente tan feliz que si o si te va a sacar una sonrisa. En We Love Katamari las mecánicas y esos escenarios tan brillantes por sus tantas interacciones son pulidos y mejorados muchísimo. Es como si este juego hubiera sido hecho con un cariño y amor tan grande por los videojuegos, el humor se mejora muchísimo más y todo en Katamari grita "Amamos katamari, lo amamos de verdad". Lo admito, también amo Katamari <3