Paisajes naturales y una bicicleta. La naturaleza es la verdadera protagonista del título, pues sus entornos son montañas, bosques y cañones áridos que no se sienten como constructos específicamente realizados para nuestro avatar, además de que cada inclinación de los lugares a recorrer tienen un impacto físico muy bien conseguido sobre él. La cámara se posiciona en vista aérea para que contemplemos los paisajes por los que navegamos y nos sintamos pequeños en comparación a todo lo que nos rodea, y en lo sonoro destaca el sonido ambiente como refuerzo a su enfoque naturalista. Y, sinceramente, no necesita música de ningún tipo.

Lo negativo del título es que tiene algunos saltos a tomar que no nos permiten saber dónde aterrizaremos debido a que la cámara misma no nos deja ver previamente los lugares en los que vamos a caer. Termina recayendo, por ello, bastante en el ensayo y error y en la memorización previa de los escenarios durante las primeras tomas de contacto, en las que no hay límites de tiempo para así recorrerlos con tranquilidad, o intentando tomar caminos arriesgados con la posibilidad de tener accidentes cada dos por tres hasta que nos salga bien. De esta manera, nos quedaremos con las zonas por las que es mejor atajar para hacer mejores tiempos en los desafíos a contrarreloj.