Ristar es uno de tantos juegos de plataformas que salieron en la década de los 90, y un nuevo experimento por parte de SEGA tras sus exitosos juegos de la saga Sonic the Hedgehog. La diferencia de este título con los de esa franquicia, está en la búsqueda de hacer que el jugador tenga una mayor interacción con los mundos que trata de presentar.

Si bien Super Mario consiguió ofrecer mundos diseñados alrededor de la mecánica del salto, Ristar, para diferenciarse de este y otros tantos platatormeros, intenta hacer algo más propio y, por ello, su enfoque reside en el uso de los brazos como forma de interactuar con el entorno. Esta sola mecánica lo es todo para poder realizar todo tipo de acciones: derrotar a los enemigos, agarrarnos a estructuras para pasar de un lado a otro, trepar paredes, subir por escaleras, avanzar por barras colocadas en los techos, coger elementos para llevárnoslos o engancharnos a unos mástiles en los que podemos girar sobre nosotros mismos para generar impulso y salir despedidos a toda velocidad.

Muchos se quejarán de que el personaje no tiene la habilidad para correr, como sí la puede tener otros protagonistas de juegos de plataformas, pero es que precisamente la gracia de Ristar no está en sus piernas, sino en el empleo de sus brazos y disfrutar sin prisas de lo que cada planeta del sistema Valdi que recorremos tiene que ofrecer, pues están bien diferenciados entre sí, no solo visualmente, sino también a nivel interactivo con el entorno. En Flora nos balancearemos constantemente por troncos de los árboles e investigaremos por curiosidad lo que esconden los agujeros que se encuentran en algunas paredes. En Undertow nos daremos cuenta de lo buen nadador que es Ristar, pues es un lugar casi en su totalidad conformado por agua. Scorch es una zona en el que tenemos que avanzar con cautela por la cantidad de trampas que hay a nuestro alrededor, trepando por tuberías, y, en algunos momentos, tendremos que usar los brazos para subir o bajar por plataformas sostenidas por cuerdas. Sonata está lleno de motivos relacionados con la música, por lo que rebotaremos en todo tipo de instrumentos y tendremos que ayudar a sus habitantes a devolverles los metrónomos que les han sido robados. En Freon nos deslizaremos constantemente por tramos llenos de hielo, arrojaremos bolas de nieve y volveremos a nadar una vez más, además de que nos daremos cuenta de que no podremos trepar por sus paredes porque a Ristar le da frío al tocarlas. Por último, en Automaton, experimentaremos con plataformas que cambian al mismo tiempo que estiramos los brazos y con la antigravedad. Un plus que enriquece nuestra estancia en estos lugares es que, dependiendo de en cuál estemos, Ristar tendrá una animación simpática diferente cuando no nos movemos.

Una característica compartida por todos los niveles, es una esencial que enriquece nuestra navegación a través de ellos y es la siguiente: Cada pared y techo tiene potencial para esconder secretos. Si chocamos contra algunos de ellos pueden aparecer objetos que mejoran nuestro desempeño, como joyas que incrementan nuestra puntuación, estrellas que recuperan nuestra salud o vidas extra, objetos que, además, tendremos que agarrar usando las manos, al contrario que en otros juegos en los que se obtienen únicamente pasando por encima. El hecho de tener que agarrarlos con las manos nos hace tener una mayor conexión con ellos. Otro elemento característico de los niveles, y que incentiva la exploración de estos, es la inclusión de fases bonus secretas ubicadas en puntos concretos de estos, y guardan desafíos que giran en torno a una manera concreta de utilizar su mecánica estrella.

Un problema con este título es que, debido a su limitado campo de visión, habrá momentos en los que no podremos ver del todo lo que tenemos alrededor fuera de cámara, habiendo riesgo de poder recibir un impacto de algún peligro sin apenas margen para verlos venir. Esto se nota en algunos niveles cuando no nos queda más remedio que dejarnos caer de algunas plataformas sin poder ver lo que nos espera debajo de ellas, aunque, siempre que haya paredes, podemos ir trepando hacia abajo poco a poco para bajar con cuidado. También puede suceder que, cuando avanzamos bajo el agua y utilizamos el botón de acción para impulsarnos, podemos chocarnos contra cualquier amenaza de lo deprisa que nos permite ir sin tener apenas tiempo para reaccionar. De todas maneras, si somos conscientes de ese problema, lo mejor es usar esa acción únicamente cuando estemos seguros de que no hay peligro alrededor. Pero, donde sí se nota especialmente este problema, es durante la segunda fase del planeta Sonata, cuando nos enganchamos a tirolinas y recibiremos impactos de peligros de manera totalmente injusta.

Además, en este mismo nivel, nos daremos cuenta de otro defecto que sale a la luz por completo, y ese es su dificultad de maniobrabilidad aérea. Tendremos que atravesar frecuentes tramos verticales estrechos con pinchos por todas partes, y no hay manera de controlar adecuadamente a Ristar para que caiga completamente derecho después de un salto horizontal; en sus caídas siempre será empujado a la derecha o a la izquierda, por lo que tenemos que estar constantemente pulsando las flechas correspondientes a ambas direcciones rápidamente para caer lo más recto posible.

No tendrá una historia y unos personajes tan interesantes, pero a nivel interactivo me parece mucho mejor que lo que ha podido hacer SEGA en los juegos de Sonic. Desgraciadamente, este último personaje consiguió tanta fama fruto del enorme marketing que tuvo a sus espaldas que eclipsó a otros títulos más experimentales y con conceptos e ideas más propias como este. No por nada el juego en su prototipo tenía el nombre de ‘Feel’, lo que deja clara la intención de sus creadores de hacer que el jugador sienta que está habitando los lugares que recorre y saboreando cada cosa que presentan, especialmente a través de las manos de Ristar.

Reviewed on Jan 03, 2023


Comments