Un juego que me evoca la infancia. Para mi no es de los mejores Final Fantasy, pero se deja querer.

La trama gira en torno a los Seeds y su desarrollo en el mundo en el que viven, viéndose envueltos en tramas políticas y fantásticas. Los primeros 2 CD's cumplen a nivel narrativo, a pesar de tener un guión algo infantil claro. Sin embargo, a mitad del CD3, alguien debió consumir algún tipo de estupefaciente y la cosa gira a una calle sin ningún tipo de sentido. Los villanos que durante los primeros CD's tenían cierto interés o incluso "lógica", aquí en el tercero se sustituyen por un villano un tanto forzado. Además de esto, los compases finales del juego son insostenibles ya que funcionan con "bucles", por así decir.

Sus escenas finales no resultan del todo satisfactorias, pero no se puede pedir mucho más. Recomiendo quedarse tras los créditos para un pequeño añadido.

En cuanto a los personajes, siguieron la estela de Cloud de Final Fantasy VII. El protagonista parecer atormentado (aunque no tanto como Cloud) durante la mayor parte del juego. Es borde y desagradable y, presuntamente, va desarrollándose. Sus compañeros de equipo no tienen demasiada miga, sirven para completar el grupo de combate excepto el interés romántico de la obra (Rinoa). Es una lástima porque, más allá de algún aspecto oculto (la relación romántica de Zell con la bibliotecaria), el juego no enfoca absolutamente nada en sus compañeros. No sabemos casi nada de Quistis, Irvine o Selphie. Zell es el único que tiene una "madre" en Balamb pero no tenemos demasiada información del personaje. Lo curioso del asunto es que acabas cogiendo cariño a Laguna, personaje que utilizas en contadas ocasiones y cuya historia nos resulta quizá más interesante. Hay que tener en cuenta que es un personaje que nos sirve para poner en contexto la historia y como recurso cómico.

En cuanto a su jugabilidad, aquí suspende absolutamente. Puedes romper el juego en la primera hora de la partida, ya que el sistema de niveles y fuerza de los enemigos depende de ti. Si no subimos de nivel (algo sencillo cuando adquirimos la habilidad "carta"), los enemigos tampoco. Sin embargo nuestra fuerza no depende del nivel, depende de las magias enlazadas a los atributos. Por tanto, sólo tienes que combatir y usar "Carta" para que los enemigos si te den PH con los que conseguir habilidades de enlace pero no experiencia. Después usas "convertir cartas" y las diferentes habilidades de generación de magias y voilá, eres Dios a nivel 20 como mucho y de un guantazo le quitas 8000 de vida a un boss en el CD1, derrotándolo de un golpe. Un absoluto sin sentido.

Pese a todo la historia puede disfrutarse y ciertos momentos se cogen con ganas. Un juego que merece un remake que solucione los problemas en jugabilidad y que le de una vuelta a la trama en su mitad final.