This review contains spoilers
Sí chicas soy gay y soy autista, así que me gusta omori. Es triste, es queer y tiene musiquita agradable, así que tiene todo lo que necesito. Trata la culpa, un tema muy poco tratado, y la trata con pelos y señales y sin ningún escrúpulo. Para ser un juego de gráficos pixelados, consigue alcanzar un nivel de tensión y de horror gráfico muy desagradable. No te esperas el final, jo, es que es demasiado por asimilar. Su banda sonora es de lo mejorcito que he oído, diez de diez.