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May 2, 2023

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Haunting Ground es probablemente la mayor decepción que he tenido en todo el año.

Uno de esos eternos pendientes, de un género por el que siempre he mostrado cariño, con un resquicio de lecturas e interés generalizado por parte de una comunidad dedicada que suele presentarlo como el eterno olvidado.

En general, creo que los desarrollos de las grandes compañías, en simultáneo a su especialización y exceso de sofisticación en tanto a sus condiciones de producción cada vez más masivas, nos están ofreciendo propuestas artísticas cada vez más cobardes, ensimismadas en una idea de 'valentía' que o bien tranza por patrones conservadores o solo busca hacer mímica de otros medios ya más asentados en base a un aparente prestigio. No lo puedo negar, siento una fascinación mucho más marcada por lo que sea que sacasen estas empresas en la época de PS1 y PS2.

Hounting Ground es la apariencia de los juegos de dicha época, pero transgredida por su completa falta de tacto. La premisa básica desde la que se instala, el sobrevivir a las prisas siendo el objeto de consumo de una enormidad de pjs. que no te observan sino como objeto sexual o representación de una pureza virginalidad, la veo fracturada por una gigantesca falta de cariño y contacto con su protagonista, Fiona.

Si bien la idea es clara, de hacer partícipe a la jugadora de esta misma relación asimétrica de poder en la cosificación femenina, en última instancia no resulta porque su perspectiva de la figura femenina está en sí misma desnaturalizada. No es la cámara cosificando un cuerpo, no son las mecánicas aportando a la propuesta, sino los diseñadores dando el salto en primera instancia. Instalan su estética del deseo para luego pretender que es un artificio construido en colectivo.

Fuera de allí también me ha resultado difícil verle nada de particular valor. El juego es todo lo convencional que podría ser un Silent Hill-like, pero perdiendo introspección en el proceso. Toda posible faceta onírica está quebrantada por un exceso de expresividad, de entender a los cuerpos de sus personajes como artilugios de deformación o excentricidad. De aniquilar la individualidad alrededor de una ilusión de sexualidad consumada que ni resulta operante, pues los desarrolladores juegan con contrastes violentos que no parecen seguir una coherencia propia, ni enteramente receptiva, pues todo en el juego está al servicio de sus métricas, de su sistema de finales, de estar cómodamente puesto al servicio del jugador que se sumerja en Haunting Ground como mero trámite para acceder a su historia, misma que, como se desprende de lo que anteriormente he comentado, dista mucho de ser santa de mi devoción. Más bien me ha repelido por completo, y encuentro casi que ridículo en ciertos grados el querer tratar estos temas pero debiendo pasar necesariamente por la distorsión perturbante que se esperaría de historias de magia negra y cultos. Algo no termina de encajar.