Para apreciar Paradise Killer, uno tiene que tragarse ciertas cosas que le causan rechazo de primeras. Por ejemplo, los sprites 2D en un mundo tridimensional, o la innumerable cantidad de coleccionables, o que los personajes tengan nombres como Doctor Doom Jazz o Kafka Memory, o la omnipresente estética vaporwave, o la música hortera… En general todo el juego es bastante hortera, o kitsch, o camp, o como lo quieras llamar.

Pero, como digo, si uno traga, o dicho de forma más suave, mira más allá de la superficie, encuentra un muy buen juego de detectives. De hecho, encuentra algo que no sabía que quería pero con lo que le gusta mucho haberse topado. Imagina si te dieran un caso de Phoenix Wright y te dejasen explorar todo el mapa a tus anchas, sin restricciones, ni de movimiento, ni de acciones, ni de interrogatorios. Que un sólo caso de esa saga se desarrolle hasta constituirse como un juego completo. Eso es Paradise Killer. De hecho, es incluso mejor que eso.

Cuanto más piensa uno en este juego, más reconoce sus virtudes. Quizá la mejor sea la ausencia casi total de condescendencia hacia quien lo juega. Te dan herramientas para que tengas apuntada toda la información que te dan los personajes, pero tú y sólo tú haces todas las cábalas necesarias para ir desenredando la madeja. Y cuando ya has leído, escuchado, visto y visitado todo lo que hay, y tus únicas armas en el juicio son los propios argumentos que has elaborado y las conexiones que has hecho, esas armas no parecen suficientes y te sientes de lo más indefenso. Pero si aciertas en tus suposiciones, la victoria en el juicio no te la puede arrebatar nadie.

La otra gran virtud está en la exploración. El mundo de Paradise Killer es una isla que ansía ser explorada. De ahí los coleccionables, para incentivar que vayas a donde no te habías planteado ir. También de ahí que puedas saltar y luego puedas hacer saltos dobles, para que llegues a cualquier lugar. Quizá, quien sabe, este sea el motivo de que el juego elija la tridimensionalidad, para regodearse en las esquinas y recovecos. Todo llama a tu curiosidad.

Pero a pesar de todo ello, no he sabido apreciar Paradise Killer hasta el final. Primero por el mal trago inicial, después por la repetición, volver una y otra vez a los mismos lugares a hablar con los mismos personajes (que evoque una investigación policial real no lo hace más sugerente). Y luego están mi impaciencia y mi falta de educación videolúdica, que hacen que me pese mucho lo accesorio y lo que difiere de la norma. El caso es que sí, me costó conectar con este juego. Luego ya me encariñé de él y de su particular carisma, y el tramo final junto con el juicio me parecen simplemente brillantes. Como ya he dicho, Paradise Killer es un muy buen juego de detectives. Y, de hecho, quizá sea el mejor.

Reviewed on Apr 11, 2024


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