Este es uno de esos juegos que me renuevan las ganas de jugar a más videojuegos. Aunque lo cierto es que los trabajos de Pippin Barr tienden a hacer eso. El retorno a la estética minimalista de la Atari 2600 permite que la obra adopte un enfoque extremadamente conceptual que le permite jugar con la idea misma de pasar tiempo jugando. Cada escenario es distinto, pero el eslabón que los une es el mismo: el del tiempo. Tanto si tienes un segundo como un milenio para hacer lo que te propongas, el significado de esa acción cambiará, y con ello, tu visión de tu papel en ella. En muchos aspectos, Barr demuestra que, tras los pitos y flautas de una presentación cuidada o una mecánica llamativa, lo que acaba importando son los componentes esenciales de lo que llamamos jugar: nuestro input y el tiempo que escogemos dedicarle a ello.

---------------------------------------------------------

This is one of those games that makes me want to play more, though Pippin Barr's works tend to do that for me. Returning to an Atari 2600-esque minimalist aesthetic allows the work to take a conceptual approach towards the very idea of spending time while playing. Each scenario is different, but the link that unifies them remains the same. Whether you have a second or a millennium to do whatever, the meaning of that action will change, and with it, your role in it. In many ways, Barr demonstrates that behind every polished presentation or flashy mechanic, what ultimately needs to lie are the essential components of gaming, which are our input and the time we choose to spend.

Reviewed on Sep 21, 2022


Comments