Un juego con gancho. De esos que te mantiene enganchado frente la pantalla. Que te engancha de abajo cuando crees que va todo bien. El videojuego favorito del SEO de Google.

…bien, ya hemos gastado el cupo de chistes baratos con gancho. Al lío.

En ‘Grapple Dog’ manejamos al perrito piloto Pablo y su extraordinario artilugio para agarrarse a las superficies, a través de 5 mundos repletos de cachivaches, gemas secretas y naranjas desparramadas a recolectar, en sentido homenaje a Ciudadanos. La propuesta en sí no esconde misterio, pero si logra conectar desde el primer momento es gracias a su adorable presentación y al gran mimo que tuvo su creador, Joseph Gribbin, a la hora de diseñar sus niveles y exprimir su mecánica distintiva para desplazarse de maneras creativas. Vean el arte de balancearse con el gancho como si fuese salto con pértiga: un ejercicio matemático difícil de visualizar en principio y que requiere de mucha técnica para ejecutarlo correctamente. Sin embargo, los centímetros suben con cada obstáculo que dejas atrás, muy poquito a poco, con cada nivel introduciendo un nuevo elemento de escenario para poner el listón más alto. Las retahílas de obstáculos en ‘Grapple Dog’ parecen perfectamente calculadas para ir elevando el nivel de esfuerzo progresivamente, y siempre buscando moverse con el estilo y gracia de un arlequín, aunque Pablo lleve una impermeneable cara de empanao todo el rato. Y al final de todo, ‘Grapple Dog’ consigue liberar el estrés acumulado de la misma manera que otros plataformas 2D exigentes como ‘Celeste’, aunque nunca se percibe como un juego tan difícil como tal, ni lo es. Ni sus trabas resultan injustas o muy rebuscadas.

Como resultado queda un plataformas 2D muy fluido, ágil y realmente versátil por el minucioso control que podemos ejercer sobre Pablo (cancelar movimientos sobre la marcha, deslizarse más rápido por las paredes, lanzar el gancho constantemente para caer más lentamente, etc.). Pero si algo destaca a botepronto de la obra de Gribbin es la deliciosa presentación que hizo realidad: empleando un pixel-art delimitado con amplios bordes que hacen claramente distinguible cualquier elemento en pantalla. Ocasionalmente emulando elementos 3D de la misma manera que hicieron grandes clásicos en los 90s como ‘Gunstar Heroes’. Con una gama de colores fogosos pero planos, que no le han impedido dotar de una gestualidad excelente a todas las criaturas que encontremos en el viaje. Incluso las pequeñas conversaciones con estas resultan enternecedoras, graciosas, épicas o simplemente agradables.

El espíritu alegre de ‘Grapple Dog’ eleva la experiencia de juego a otro nivel, pero es cierto que también pueden verse algunas limitaciones del Game Maker Studio 2 que utilizó Gribbin como motor gráfico. Al menos en la versión de Switch posee bajadas de rendimiento, tiempos de carga largos, pop-in e incluso alguna pantalla congelada que difícilmente pueden explicarse por cuestiones de potencia o falta de la misma. Cuya única forma de solucionarse pasa por desactivar algunos efectos visuales de feedback o parallax de escenario (que está bien incluir estas opciones, pero los mejores settings gráficos son los que no necesitan ser configurados). Los combates contra jefes son quizá el apartado más flojo del juego, no tanto por la falta de ambición de los mismos, pero por la enorme exigencia que exigen y la acumulación de esfuerzos necesaria para acometer un simple golpe (y la escasez de galletitas para recuperarse). Ya si tienen la mala suerte de un servidor, que justo al vencer al jefe final el juego hizo crash y perdió todo el progreso realizado…

Pese a ello, ‘Grapple Dog’ también cuenta con numerosas opciones de accesibilidad para hacer la partida más llevadera, incluyendo saltos y vida ilimitada sin que conlleve penalización. Es una obra cuasi redonda puesto todo sobre contexto, y afortunadamente con una secuela en el horizonte, tiene espacio para mejorar aún más y seguir estresándonos mientras machacamos la cruceta de control. Pero de buen rollo.

Reviewed on Dec 13, 2023


Comments