Por un lado, "Medal of Honor: Ariborne" es un progreso notable sobre sus antecesores, y por otro lado falla en conseguir una experiencia tan completa y memorable. Pero, en general, lo definiría como un juego lleno de buenas ideas mal llevadas.
La innovación procede de una serie de decisiones del diseño de niveles que, sobre el papel son muy buenas, pero que aplicadas al juego lo hacen repetitivo en un mal sentido. La idea de comenzar las misiones con el lanzamiento en paracaídas es una gran idea hasta que lo tienes que repetir cada vez que mueres durante la primera mitad de una misión. Los distintos tipos de enemigos son divertidos (tanto visual como jugablemente) hasta que necesitas cargadores enteros para matarlos. El diseño de niveles no lineal (enfatizado por el paracaídas del comienzo, que te deja aterrizar donde quieras del mapa) es una innovación sobre el "Medal of Honor: European Assault" (dónde había secciones del mapa secundarias que le quitaban linealidad a las missiones) que no termina de ser satisfactoria en un comienzo por lo fácil que es perderse por el mapa en un comienzo. Si bien el diseño de niveles es muy inspirado y se funda en ideas muy buenas (el mejor ejemplo es la torre de la última misión), el tradicional diseño del "Frontline" o el "Rising Sun" entrega una experiencia más intensa que este juego falla en capturar.
Todo ello se junta con una historia que da nada de sí. Las historias de los "Medal of Honor" nunca han dado demasiado de sí, pero antiguamente habían servido para enfatizar el coste de la guerra y los valores heroicos del sacrificio a la vez que había una atmosfera más oscura y tensa, con dificultades mayores pero a la vez más naturales. En este juego la historia es una montaña de clichés y poco más. Todo ello acompañado por un apartado gráfico que, si bien se diferencia notablemente del de las entregas de ps2 por su definición, no logra el carisma y fuerza única de los de la consola anterior.
Lo recomiendo a los seguidores de la saga, pero no sería mi primera recomendación a aquellos que quieran adentrarse en ella por primera vez.
La innovación procede de una serie de decisiones del diseño de niveles que, sobre el papel son muy buenas, pero que aplicadas al juego lo hacen repetitivo en un mal sentido. La idea de comenzar las misiones con el lanzamiento en paracaídas es una gran idea hasta que lo tienes que repetir cada vez que mueres durante la primera mitad de una misión. Los distintos tipos de enemigos son divertidos (tanto visual como jugablemente) hasta que necesitas cargadores enteros para matarlos. El diseño de niveles no lineal (enfatizado por el paracaídas del comienzo, que te deja aterrizar donde quieras del mapa) es una innovación sobre el "Medal of Honor: European Assault" (dónde había secciones del mapa secundarias que le quitaban linealidad a las missiones) que no termina de ser satisfactoria en un comienzo por lo fácil que es perderse por el mapa en un comienzo. Si bien el diseño de niveles es muy inspirado y se funda en ideas muy buenas (el mejor ejemplo es la torre de la última misión), el tradicional diseño del "Frontline" o el "Rising Sun" entrega una experiencia más intensa que este juego falla en capturar.
Todo ello se junta con una historia que da nada de sí. Las historias de los "Medal of Honor" nunca han dado demasiado de sí, pero antiguamente habían servido para enfatizar el coste de la guerra y los valores heroicos del sacrificio a la vez que había una atmosfera más oscura y tensa, con dificultades mayores pero a la vez más naturales. En este juego la historia es una montaña de clichés y poco más. Todo ello acompañado por un apartado gráfico que, si bien se diferencia notablemente del de las entregas de ps2 por su definición, no logra el carisma y fuerza única de los de la consola anterior.
Lo recomiendo a los seguidores de la saga, pero no sería mi primera recomendación a aquellos que quieran adentrarse en ella por primera vez.