La prueba definitiva de que los videojuegos pueden ser arte. Ojalá poder enseñarle este juego a cualquiera que creyese lo contrario. Es una experiencia muy humana y única, y te hace sentir tantas cosas a la vez en tan poco tiempo. Cuesta arrancar, pero una vez empiezas a comprender la historia es adictivo, y eso sumado a que te tienes que comer mucho el coco hace que cada vez que dejas de jugar te lamentes de no haber descubierto más, y esa noche te quedas pensando en ideas y en planes para probar al día siguiente.

Voy muy en serio cuando digo que el único solo punto en contra que tiene este juego es que termina. Una vez jugado no puedes redescubrirlo, ya que la progresión no se encuentra en el juego sino en ti, en tus conocimientos. Es un puzle gigantesco que una vez resuelto no se puede deshacer, y ni si quiera es algo malo, porque es lo que hace que la experiencia sea tan especial.

Tengo sentimientos encontrados: estoy triste, porque nunca habrá otro juego como Outer Wilds; sin embargo, también estoy feliz, porque nunca habrá otro juego como Outer Wilds.

Reviewed on Apr 23, 2024


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