Me alegro de haberlo jugado con una distancia suficiente respecto al lanzamiento para no haber estado inmiscuido en el debate online. Sospecho que me hubiera arruinado un poco la experiencia de un juego que, aún con sus cosas, he disfrutado mucho.

Para todo el debate que ha habido sobre su naturaleza de "verdadero Final Fantasy", me parece que es la entrega más clasicorra desde el IX. Por mucho que su trama empiece con inflúas claras de Juego de Tronos (práticamente denunciables durante las 3 primeras horas), queda claro muy rápidamente que están allí para aportar un sabor propio moderno pero que la trama principal acabará tirando a la típica lucha contra el mal absoluto en la que desemboca a menudo la saga. Eso no es realmente malo, ya que es un juego que busca voluntariamente contar una historia muy típica de la saga pero hacerlo bien, cosa que no ha sido el caso con la mayoría de entregas de los últimos 15 años. Sale completamente airoso de esa apuesta, gracias a una narración clara, depurada y con buen ritmo. Sus personajes, sin ser los más memorables de la saga, han conseguido implicarme y emocionarme cuando tocaba, pese a un par de decisiones que no me acaban de convencer respecto a sus finales. No es la historia del año ni la mejor de la saga, pero es una que me ha mantenido interesado de principio a fin por su buen saber hacer.

La otra gran baza del juego es otra de las más pólemicas, su combate. Me deja un poco perplejo el debate entorno a si el juego es realmente un RPG cuando no siento que lo que tenemos aquí se aleje del género más de lo que lo hacía Kingdom Hearts hace ya 20 años. Supongo que a un sector del fandom le habrá dolido el abandono de la party típica de la saga, pero si se hace en pos de un sistema de combate tan divertido y en constante evolución como este, no me voy a quejar. A la larga resulta un pelín demasiado repetitivo en enfrentamientos contra masillas (y la recta final abusa de combates contra grupos interminables) pero brilla muchísimo en los combates contra jefes, que son tremendos en su gran mayoría. Mención aparte para las batallas de Eikon, que sin suponer un verdadero reto son realmente espectaculares y memorables. De los momentos en los que más he sentido el salto generacional a los mandos de mi PS5.

La crítica que sí que tengo que compartir es la de las misiones secundarias. No creo que estén impostadas, porque algunas a partir de la segunda mitad del juego son escenciales para desarollar mejor ciertos personajes y tramas. Pero queda claro que Square-Enix lleva un retraso de casi una década en cuanto al diseño de este tipo de misiones. En un mundo post-Witcher 3 necesitas trabajar mejor la narración para maquillarme que lo único que estoy haciendo es ir de una punta a la otra del mapa a matar a un par de enemigos y recuperar algo. Ya digo que a nivel de lo que cuentan la cosa mejora un poco en la segunda mitad, pero es que a partir de entonces empiezan a haber tantas secundarias que resulta abrumador y cansino ocuparse de todas ellas antes de seguir con la principal, que está a años luz.

Pese a ese defecto notable, creo que es un buen juego que simplemente ha pagado el pato de un hype excesivo y de salir en un año histórico para el medio que no para de encadenar verdaderos hitos de la generación. Aún así, me parece otra muestra de la buena salud actual de las grandes desarolladoras japonesas. Aún gustándome el XV, aquí no hay rastro del caos visible en el resultado final que fue el desarollo de esa entrega, y creo que es muy buena señal para el futuro de la saga que Final Fantasy aún sea capaz de proponernos juegos como este.

Reviewed on Sep 08, 2023


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