Doom Eternal es mi juego de acción favorito y lleva siéndolo desde el primer día que lo probé. Es casi costumbre personal pasarme este juego mínimo una vez al año y siempre acabo disfrutandolo como el primer día. Porque el combate de este juego está tan ridículamente bien diseñado, que por muchas horas que le eche y dificultades que haya superado, nunca sentiré que lo manejo a la perfección. Aunque cada vez estoy más cerca. Lo que sí siento cada vez que lo juego es una increíble sensación de euforia y orgullo al superar cada batalla. Es la fantasía de poder definitiva y lleva a tu cuerpo picos de adrenalina que pocos juegos consiguen. Eternas van a ser la cantidad de horas a este juego en mi cuenta de steam a este paso.

Esta obra se siente la evolución perfecta de los anteriores títulos que le preceden. En 1993, Jonh Carmack y John Romero sentaron las bases de la jugabilidad de la saga. Aprovechando la novedad de usar armas de fuego en primera persona, crearon un bucle jugable alrededor de disparar a los enemigos mientras te mantienes siempre en movimiento. Sobre esos cimientos diseñarían Doom II , y es la base en torno a la que el reboot del 2016 construye su propia visión. Un título excelente que llevaba a doom a épocas modernas sin olvidar de dónde venía. Tras esto, ¿cuál era el camino que debía tomar eternal? Llevar un paso más allá la velocidad y la complejidad de su combate. Me parece una decisión excepcional, que ha dejado para mi a Doom (2016), como un título lento y simple cuando volví a jugarlo tiempo después.

El combate de Eternal puede llegar a sentirse abrumador puesto así en papel. Nueve armas, doce modificaciones de disparo alternativo, dos granadas, un crisol, un lanzallamas y hasta una motosierra. Lo increíble no es solo la variedad y posibilidades que te da, si no que vas a usar absolutamente todas para poder pasar cada nivel. Con ayuda de diferentes puntos débiles en los enemigos, crean un dinamismo eléctrico en el que el uso de todo tu arsenal está asegurado. Incluso hay momentos en que pienso que Doom eternal no es solo un juego de disparos en primera persona, si no también uno de estrategia. Tienes que gestionar que arma es mejor para cada enemigo en particular, mientras no pierdes de vista tu vida y escudo. Porque su regeneración también es parte del combate, con el uso del lanzallamas o las glory kills. Hay quinientas cosas en tu cabeza mientras vas decapitando demonios a cada paso. Eso es lo que me encanta de Doom Eternal.

Al igual que expande en su complejidad, este título también lo hace en su opciones de movimiento, volviéndolo bastante frenético. Combina un doble dash junto a múltiples opciones de movilidad dentro de la arena para conseguirlo. Estas mecánicas, junto al gancho de la superescopeta consiguen elevar aún más su vertiginoso combate. Si normalmente la escopeta suele ser mi arma favorita en un videojuego, el hecho de tener un gancho que te puede llevar de una lado a otro de la arena en segundos, la convierte en una de mis armas favoritas de los videojuegos. Este frenetismo en contraposición a toda la parte estratégica y de toma decisiones es lo que genera tanta adrenalina. Sin embargo, sabe mantener la calma cuanto es necesario. Entre batalla y batalla, hay partes de exploración y plataformeo bastante decentes. Consiguen bajar las pulsaciones y no saturar al jugador, lo cual me parece un acierto sublime en su diseño de niveles. Tiene un ritmo excelente

Por otro lado , creo que esta obra no sólo excede en su apartado jugable, si no que su ambientación también es sublime. Constantemente el juego intenta hacerte sentir la grandeza del doom slayer en tus carnes, con cada cinemática y conversación. Aunque siendo sinceros, la historia nunca ha sido el punto fuerte de estos títulos, pero me gusta mucho el tono que utiliza. No vas a entender nada de lo que te cuentan porque no es una historia muy bien escrita, pero cada interacción se siente majestuosa, y a mi personalmente me vale. Porque suma mucho a lo que sin lugar a dudas es lo que más aporta a esa majestuosidad del título: su apartado artístico. Me quedo totalmente anonadado con lo bonitos que son algunos escenarios del juego, su composición y colores. Ya no solo los escenarios si no también el diseño de cada uno de los demonios, todo es prácticamente perfecto.

Me dejo para el final el pegamento que hace que todo esto funcione así de bien, su banda sonora. Es simplemente brillante, Mick Gordon es un compositor excepcional y su banda sonora es capaz de intensificar todas las sensaciones que me transmite el título. Sin su metal, sus batallas no se sentirían tan legendarias, ni sus localizaciones tan míticas. Es posiblemente una de mis bandas sonoras favoritas de la historia de los videojuegos.

En definitiva, Doom Eternal me flipa. Creo que se nota por la extensión de este análisis, pero sin duda es uno de mis juego favoritos. Ojalá encuentre más títulos con un combate tan pulido como es el de esta obra. Mientras tanto Doom Eternal seguirá acompañándome año tras año, hasta que la única cosa que teman sea yo.

Reviewed on Jun 03, 2024


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