4 reviews liked by Silvers


No tengo palabras Keiichi Maebara eres la cabra

que opinas de que Minidek tuti, el acel y el Tigrex? Y yo te hagamos, enbolveishon
Guau Silvers. Joelstar, pareces que lleves... 40 horas despierto amigo! Jejejeje. Un abrazo para ti, máquina

Nakamura cuando te dice que tarda 5 minutos: tarda 5 minutos
Shiranui cuando te dice que tarda 5 minutos: no le vuelves a ver en todo el día

Curiosa reinterpretación de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605). Si bien es cierto que elimina elementos importantes como la polifonía característica del texto original o ciertos personajes clave —no hay ningún análogo de Sancho Panza, lo más cercano sería Sylvia, pero adopta un rol mucho más cercano al de los duques de la segunda parte de la obra—, mantiene la idea básica de narrar las aventuras de un hombre que, completamente absorbido por la ficción que consume, deja de distinguir la barrera entre lo real y lo ficcional y decide armarse caballero (en este caso, asesino).

Del mismo modo que don Quijote, Travis entra en una realidad deformada, fruto de sus fantasías enfermizas y perpetuada por agentes externos que se encargan de mantenerlo obnubilado con el objeto expreso de aprovecharse de él. Ahora bien, si en la obra cervantina es posible una lectura romántica donde se contraponen idealismo y materialismo (con el triunfo del primero), en el juego de Goichi Suda no queda tan claro que esto sea posible —lo cual, dicho de paso, no tiene por qué ser una desviación respecto del escrito áureo, puesto que lo acercaría a lecturas anteriores de la obra— debido a la caracterización de Travis y el mundo que habita. Existe una diferencia sustancial entre el hidalgo y el otaku: el primero idealiza un pasado glorioso poblado por figuras que representaban valores como el honor y la justicia; el segundo, en cambio, lejos de soñar con convertirse en un noble caballero, enaltece una cultura basada en el hedonismo (como puede verse en su interacción con Death Metal) y la violencia extrema y sin sentido.

Lo patético está también muy presente en ambas obras, aunque de manera bastante diferente. En el caso de Quijote, sabemos desde el principio que lo que está viviendo es una farsa y que las interacciones que no son abiertamente hostiles hacia el dúo protagonista tienen el objetivo de reírse a su costa. Por su parte, Travis es víctima de un humor slapstick y de vejaciones directas y constantes por parte de Sylvia, pero el verdadero patetismo surge de la disonancia que producen en el jugador, respecto a los momentos de acción, los minijuegos (tareas repetitivas, aburridas y mal pagadas) y las escenas en las que se nos muestra el día a día de Travis, donde se le ridiculiza de las formas más extremas, ya sea recalcando su inmadurez o su situación socioeconómica, que contrastan con el estilo de vida que desea llevar.

Quizás en este último aspecto, la clase social a la que pertenece y las posibilidades que eso le abre, radica otro de los elementos que lo diferencia de don Quijote y que determina también la estética y mentalidad del asesino: las obras que él consume, principalmente videojuegos, manga y anime, se pueden enmarcar o bien en el llamada moé o en el de productos intrascendentes que no tienen mayor pretensión que entretener. La construcción de su identidad y de su cosmovisión a través de estas producciones de escasa calidad, así como su paupérrimo estatus social, convierten a Travis en una reinterpretación del protagonista cervantino pasada por un filtro quinqui que no tiene como objetivo emular a sus héroes por el hecho de considerar aceptables sus códigos morales, sino porque su recreación de lo visto en estas obras es un medio mediante el cual busca mejorar su posición social y acceder al Paraíso que se le promete al final del camino. Esta oposición entre lo que Travis desea ser y lo que es, y su curioso gusto estético y decorativo pueden enmarcarse en lo que se considera kitsch. Kulka define la misión última del arte o del producto kitsch de la siguiente manera: “proporcionar una satisfacción inmediata a las necesidades o pretensiones estéticas o seudo-estéticas de un amplio público que anhela el estilo de vida de la clase media“ (Kulka, 2011, p. 67). Así, si don Quijote es atacado por ser un personaje anclado en un pasado que no existe, No More Heroes, con códigos actualizados, sitúa la marginalidad de Travis en su inmersión y gusto por una estética sincrónica a su tiempo, pero completamente carente de valor a ojos de la sociedad a la que pertenece y que lo convierte en un tipo de loco muy distinto al hidalgo.

Como breve apunte, ambas obras hacen uso de herramientas metanarrativas y de ruptura de la cuarta pared, siendo en el caso de No More Heroes un ejemplo muy claro en toda la sección que abarca desde el enfrentamiento contra Jeane hasta los créditos del juego.

A pesar de los claros paralelismos con la obra de Cervantes y su inteligente uso del medio al que pertenece, no se puede negar que No More Heroes, en esencia, es un juego bastante pobre en el apartado jugable y que nos plantea una historia mucho más simple y con menos matices que esta otra obra con la que se ha estado comparando en esta reseña. Aun así, resulta interesante analizar los posibles puntos de convergencia y divergencia que posee con este otro relato.

tl;dr: está bien, tampoco me entusiasmó