Más que una review esto va a ser la historia de mi curiosa relación con este juego.

Corría el año 2014, era (muy) joven y me acababa de pasar Skyward Sword, un juego que por aquel entonces me marcó. No por nada en particular, simplemente fue una experiencia épica que me llevó meses completar. Antes había jugado Phantom Hourglass, pero fue a partir de ese momento que la saga Zelda se volvió de mis favoritas.

Esto evidentemente llevó a querer jugar el otro juego de la saga que había en la Wii, el spin off del grandioso Link's Crossbow Training. Y en retrospectiva, el juego me aportó cosas interesantes incluso si nunca le tuve un especial cariño.

Midna siempre será la mejor compañera de Link ya que la acompañamos durante todo el viaje y tiene una personalidad bastante marcada. Nos importa lo que le pase. También fue por este juego que descubrí los glitches y a Rangu, que ya no veo casi nada pero me sigue haciendo gracia.

Hay detalles más pequeños como la banda sonora cumpliendo su función, la gran variedad de objetos y no sé, para ser el juego con el estilo artístico más realista de la saga, da para momentos de chill. Se nota que bebe mucho de Ocarina of Time pero sabe diferenciarse lo suficiente como para resaltar.

Lo realmente curioso es que empecé Twilight Princess en 2014 y lo he terminado en 2024. El motivo es que simplemente me distraje con otros juegos o consolas. A lo largo de los años fui avanzando poco a poco y tras 55 horas, me quedo con una sensación de paz interior al por fin haber concluido este viaje. Actualmente Zelda solo es una saga más para mí, pero mentiría si dijera que este juego no me genera ninguna emoción especial, y eso lo digo con la menor sensación de nostalgia posible. Está fino.

Garfield Kart es irónicamente un relato humano sobre la pérdida de la inocencia y la cordura.

La historia nos sitúa en un día cualquiera, mostrando que las tragedias suceden cuando menos te las esperas. Garfield no puede caminar por algún motivo extraño así que decide usar un coche para cumplir su sueño de correr por varios circuitos que tuvo desde muy pequeño. Jon es consciente de esto así que le pide como favor al resto de personajes del universo que colaboren y hagan carreras junto al gato.

Esto pone feliz a Garfield y le muestra que incluso en su punto más bajo puede encontrar la felicidad mediante sus seres queridos. Pero a la vez, le envía en una espiral de la que no podrá salir. El juego solo nos da la opción de correr en los mismos circuitos hasta que nos aburramos mostrando que Garfield nunca será feliz. Correrá hasta el final de los tiempos y no encontrará la cura.

Al tener su nombre en el título del juego ninguno de los otros personajes puede hacer nada. Simplemente rezar en un paralelismo a “I have no mouth and I must scream” de que algún día morirán y podrán descansar de llevar estúpidos sombreros y conducir coches más pequeños que la mesa de mi comedor.

Es por esta depresión que pasa Garfield que los niveles son algo planos y sin mucho desafío. La mente de Garfield se abstrae a recuerdos de sitios que conoce o en los que le gustaría estar. También ahí el manejo de algunos vehículos siendo torpe. Simplemente no hay ganas de girar un poquito el volante. Y los objetos son pura esquizofrenia.

Podría profundizar mucho más pero me quiero ir a dormir así que lo dejaré así: Garfield Kart es uno de los videojuegos más emocionalmente impactantes que he jugado en mi vida por la historia que nos cuenta donde ningún personaje acaba siendo feliz. Es deprimente y cada segundo que pasas jugando piensas en como pocos videojuegos se han atrevido a tocar estos temas y llevarlos con tanta maestría de la metáfora. El infierno son los otros. A quick one before the eternal worm devours connecticut.

Irónico que un juego sobre la dualidad me haya generado dos opiniones distintas sobre el mismo juego.

Por una parte es bastante interesante. Los niveles son más lineales que en Adventure 1 o los 2D pero se compensa con un flow de juego más continuo. Todo el juego en general está más centrado y sabe qué quiere hacer y como conseguirlo. La historia sin ser ninguna maravilla es la mejor de toda la saga, las ilustraciones de los personajes son inmortales y la banda sonora es de esas donde casi todas las canciones me molan. Especial mención a los temas vocales de Tails y Rouge.


Peeero por otra parte tenemos un juego que se resume en la palabra tosco. En el fondo el control está más pulido que en Adventure 1 pero entre niveles de Tails, el penúltimo jefe y secciones de otros niveles, se hace muy pesado y encima te topas con algún que otro bug con la cámara. Se supone que el Last Chapter es para dar un último empujón antes del épico final, pero me morí 20 veces porque matar a los enemigos es un peñazo o Knuckles no respira más de 15 segundos.


La cosa es que ambas perspectivas no son necesariamente contradictorias y aunque me lo he pasado hace media hora, recordando mi viaje estos últimos días pienso más en lo bueno que en lo malo y en volver a jugar algunos niveles para conseguir mejores rankings. Pienso en que este juego tiene destellos de esas sensaciones por las que Sonic sigue teniendo valor como franquicia. Y en cómo Eggman se *** en la luna.