No habrá otro juego como este en años.

Poder sortear obstáculos cuando crees que te falta algo gracias a lo que han construido otros portadores.

La música que empieza a sonar conforme por fin te acercas a tu destino, fuera de todo peligro, y aprecias lo hermoso de este mundo en ruinas.

Las risas del bebé mientras viajas por una carretera, o te deslizas por una tirolina, que has construido junto a otros jugadores.

La unión.

Keep on keeping on.

Aprender un idioma es complicado. No solo tienes que aprender la gramática y el léxico, sino que tienes que aprender, poco a poco, a formar frases. Conoces todos los componentes de lo que quieres decir, pero tienes que pararte a juntar las piezas con cuidado.
Jugar a Dishonored ha sido algo parecido.

No se me da bien el sigilo, ni la decisión de "cómo hacer algo o entrar a un sitio" cuando es excesivamente abierta, y no disfruto especialmente de jugar un juego en primera persona (y menos, con mando). En la primera sala del tutorial es donde más veces he muerto, por no ver bien que había unos pilares tras los cuales podría esconderme.
Y aun así, poco a poco, he ido aprendiendo a desenvolverme. Usando blink por los tejados y farolas, bajando cuando veía un objetivo claro, y no dejando más cadáveres que los que eran necesarios cuando era difícil volver a esconderse.

Otras personas jugarán con Dunwall como su patio de recreo de la muerte. Otras no serán vistas jamás, o se pondrán objetivos específicos sobre cómo hacer las cosas.
Yo lo he acabado como he podido (de una forma bastante aceptable, diría yo), y aunque todavía me cueste del todo encajar que "no hay forma correcta de jugar"... diría que encaja y todo.

No sé cómo resumir este juego.

Puedo decir que es un juego de exploración e investigación en un sistema solar, y puedo decir que evoca magistralmente un sentimiento "calentito" a la par que inhóspito.

Pero entonces no hablaría de los momentos en los que me quedé boquiabierto con algunas cosas que vi o descubrí, ni de cómo estuve temblando cuando traté de lograr una de las cosas más importantes del juego. Ni de cómo reaccioné cuando lo acabé.

Un MOBA sencillo de aprender y de jugar, y de partidas cortas. Todo eso bien, pero se nota muy centrado en una monetización asquerosa. Eso está menos bien.

Shu Takumi lo ha vuelto a hacer, y era justo lo que la saga necesitaba tras el estancamiento y "animeficación de los casos" del Dual Destinies y Spirit of Justice.

Los personajes son una maravilla que no tiene nada que envidiar a los clásicos, la música es la mejor de la saga, y la historia, cuando empieza a unir todos los hilos, llega a los niveles más altos de la saga.
Todo bien, incluso el ritmo más lento del primer juego.

Es impresionante que hayan creado un dignísimo sucesor al TWEWY original, y todavía más que hayan encontrado un sistema de combate que transmita la misma idea pero utilice botones en lugar de las pantallas duales y la táctil.

A mi juicio, le pesa bastante que durante su primera mitad la historia no avance prácticamente nada. Me habría gustado más que se desarrollara durante más tiempo, pero igualmente consigue hacer con éxito lo que se propone.

¿Sabes cuando alguien dice "si X es la mitad de bueno que Y ya será una pasada"? Pues más o menos eso ha pasado.

Hay cierta parte (todo el que haya acabado esta expansión sabrá a cuál me refiero) que me ha frustrado un poco, pero en retrospectiva ha empañado bastante poco la experiencia.

Experiencia que, en general, toca con los dedos la obra maestra que es el juego base, teniendo algunos momentos de descubrimiento impresionantes pero en general viéndose limitada por su naturaleza como expansión.

No sabía si ponerle 4.5 o 5 estrellas: el sentido de exploración no llega al de Hollow Knight (mi Metroidvania favorito), así que quizás mis expectativas han aumentado durante la espera para este juego.

Pero, como Metroid, es todo lo que se podía pedir. En un solo juego, define cuál quiere que sea la forma final del arco argumental de la saga, y lo cierra como se cerraría por ejemplo una buena temporada de televisión: por todo lo alto, permitiendo pasar página, y dejando la puerta abierta a seguir.

Mención especial a los jefes, los mejores de la saga. Donde antes muchas veces te limitabas a tanquear golpes (esquivando algún proyectil), aquí tenemos enfrentamientos que muchas veces te darán una paliza las primeras veces, hasta que se cambien las tornas.
Una vez aprendidos los patrones, lo que antes te mataba se convierte en una fase que puedes pasarte no solo sin recibir un solo golpe, sino más rápido que antes. Y juegas como la mejor cazarrecompensas de la galaxia en esos momentos.

Igual no es el mejor Tales si comparas sus apartados uno por uno, pero se juega bien, se ve bien, la historia está bien y los personajes también.
Un jRPG (y Tales of) más que digno que promete mucho si es indicador de cómo seguirá la saga.

Pues bueno, un showcase genial de todas las características del Dual Sense que muchos juegos acabarán ignorando, que además es un plataformas 3D sencillo pero simpaticote y con algunos guiños muy buenos a la historia de la marca PS.

Destacaría las fases en las que te metes en distintos trajes, pero en el resto de niveles pienso en el abismo que separa a los Mario del resto de plataformas 3D

Tales of loss and fire and faith
Every word on our hearts engraved
In the dark you will not stray
Forge ahead, till the end, we pray

No todos sus elementos funcionan igual de bien, pero sus picos (y el conjunto) son una de esas experiencias únicas que solo los videojuegos pueden ofrecer.

Generalmente se ha dicho de estos remakes que "si son buenos es justo por la base de Diamante y Perla", pero mientras lo jugaba mi sensación ha sido la de recordar varios de los elementos que hicieron de Diamante y Perla los Pokémon que menos me gustan.

La variedad de Pokémon era bajísima (haciendo que siempre veas los mismos Pokémon salvajes y acabes evitando los encuentros), la cantidad de entrenadores con un único Pokémon es enorme, y la dificultad del alto mando y Cynthia está completamente descompensada con respecto al resto del juego.

Pero aun así tiene sus cosillas, claro. Sobre todo, ha sido refrescante volver a tener un mapa interconectado, donde podías desbloquear nuevos caminos, tenías rutas y zonas opcionales... En fin, sigue siendo una experiencia maja.

Un indie de una época que siento como bastante característica. Juegos que abren camino, que buscan hacer una cosa principal y centrarse en ella y en los que las limitaciones técnicas a veces pueden tener hasta cierto encanto, y cuya duración es la perfecta para no dejarte con ganas de más ni hacerse demasiado largo.

Una de esas experiencias que solo se pueden hacer en videojuegos.

Para mí sí es el Breath of the Wild de Pokémon. Pero no en las comparativas que se intentan hacer, porque ni quiere ser Breath of the Wild ni sería capaz de lograrlo, sino en que es un soplo de aire fresco enorme y a la vez uno de los mejores juegos de su saga.
Y aunque no querría que la saga dejase atrás la dinámica clásica de los gimnasios+liga y el foco en ser un entrenador, espero que la saga tome muchas cosas de este juego (o que nos dé más juegos del estilo de vez en cuando)